Tanto las mujeres como los hombres experimentan el duelo de la
muerte de un hijo o hija en la pérdida de un embarazo. Sea ésta intencionada o no los
padres son abandonados en su duelo, sin apoyo o validación de su pena. Acorralados
por el silencio, la sociedad falla en reconocer o legitimar esta pérdida.
Generalmente es difícil hablar respecto de la pérdida de un embarazo,
ya que no hay funeral, no hay certificado de defunción, ninguna designación de estatus
de duelo. Además, frente a un tema con tantas aristas, existe temor de acoger a
la persona por no saber cómo tratar este dolor. Es importante tener en consideración
que existe un hecho objetivo, que es la manifestación de dolor de una mujer o un
varón, por la muerte de un hijo no nacido, que muchas veces puede significar mantenerlo
en silencio por muchos años.
Esta situación suele implicar el desconocimiento de esta problemática
no visibilizada, frente a la cual la red de apoyo social y la misma sociedad tienen
una deuda que resolver, entregando un servicio de acogida, orientación y acompañamiento
a quienes sufren las secuelas por un aborto o pérdida de un hijo antes de nacer.
Es necesario que la persona se sienta acogida y comprendida,
jamás juzgada, pero tampoco justificada. Sabe que su aborto fue grave y por ello,
se comprende que su dolor sea tan profundo, porque se relaciona con la ausencia
de su hijo, un dolor muy fuerte.
Extracto de "Síndrome Post Aborto y Acompañamiento"
de Elizabeth Bunaster, directora del proyecto Esperanza de Chile.
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