jueves, 2 de octubre de 2014

Oraciones en la oscuridad

El Papa confesó que en su experiencia pastoral muchas veces el mismo ha conocido "personas que están experimentando situaciones difíciles y dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solos y abandonados , que se lamentan y se hacen estas preguntas: ¿Por qué? y se rebelan contra Dios ". Y su respuesta es: "Continúen a orar así, porque esto es también una oración."

Al igual que la de Jesús, cuando dijo al Padre: "¿Por qué me has abandonado?".  Y es la de Job. Por qué "orar es convertirse en la verdad ante Dios. Se ora con la realidad. La verdadera oración sale del corazón, desde el momento que uno vive " desde la situación personal de cada uno. De hecho, es la "oración en tiempos de oscuridad, en los momentos de la vida donde no hay esperanza" y "no se puede ver el horizonte"; hasta el punto de que "muchas veces se pierde la memoria y no tenemos dónde anclar nuestra esperanza."

De ahí la relevancia de la palabra de Dios, porque aún hoy en día, muchas personas están en la situación de Job. Así que mucha gente buena, como Job, no comprende lo que le está pasando o lo que le pasó. Son muchos hermanos y hermanas los que no tienen o non encuentran motivos para la esperanza. El Papa piensa en ellos y también en los que sufren "las grandes tragedias", como las de los cristianos expulsados ​​de sus hogares y privados de todo y se preguntan "pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ". ¿Por qué "creer en Ti es una maldición?", un  carga difícil de llevar. Lo mismo se aplica a "los ancianos que dejaron de lado", a los enfermos, a las personas solas en los hospitales, a las personas solas con sus sufrimientos...

 Es, de hecho, "para toda esta gente, estos hermanos y hermanas nuestros, y también para nosotros cuando andamos en el camino de la oscuridad", que "la Iglesia ora." Y al hacerlo, "toma sobre sí todo ese dolor."
 
 
 Papa Francisco. Meditación de la mañana en la Capilla de Santa Marta de la lectura del día. Libro de Job 3,1-3.11-17.20-23.  Martes, 30 de septiembre 2014

Fuente : L'Osservatore Romano,01/10/2014

 

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