martes, 14 de octubre de 2014

Verdad y Misericordia


Compartimos parte de las palabras del Cardenal Péter Erdő en el Sínodo sobre la familia que está celebrándose en estos días y en las que nos habla de la Misericordia.

En las últimas décadas, nos recordaba el Cardenal Erdo, el tema de la misericordia está cada vez más en primer plano como un punto de vista importante en el anuncio del Evangelio.

El culmen de la misericordia de Dios, ya se presenta ampliamente en el Antiguo Testamento (cf. Éx 34,6; 2 Sam 24,14; Sal 111,4, etc.). Y se revela sobre todo en los gestos y en la predicación de Jesús. En la parábola del Padre misericordioso (cf. Lc 15,11-32), además de en todo el Nuevo Testamento, la misericordia constituye una verdad central: Dios es rico de misericordia (cf. Ef 2,4). Para recibir esta misericordia, el hijo pródigo vuelve al Padre, pide perdón, comienza una vida nueva.

Dios no se cansa nunca de perdonar al pecador que se convierte, y no se cansa de darle siempre una nueva posibilidad. Esta misericordia no significa justificación del pecado, sino justificación del pecador, pero en la medida en que se convierte y se propone no volver a pecar.

La misericordia significa dar más de lo que es debido, regalar, ayudar. Sólo la misericordia de Dios puede realizar el verdadero perdón de los pecados. En la absolución sacramental Dios nos perdona mediante el ministerio de la Iglesia.

El significado de la misericordia para la Iglesia de hoy lo resaltó San Juan XXIII en la apertura del Concilio Vaticano II. Declaró que la Iglesia en cada tiempo debe oponerse al error; hoy sin embargo, debe recurrir a la medicina de la misericordia más que a las armas del rigor.

Dios envía su Espíritu a nuestros corazones para hacernos sus hijos, para transformarnos y para volvernos capaces de responder con nuestra vida a ese amor.

La Iglesia es enviada por Jesucristo como sacramento de la salvación ofrecida por Dios» (EG 112). Ella es «el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio» (ivi 114).

La misericordia, como tema central de la revelación de Dios, en definitiva es importante para la hermenéutica de la acción eclesial (cf. EG 193 ss.); naturalmente, no elimina la verdad y no la relativiza, sino que lleva a interpretarla correctamente en el marco de la jerarquía de las verdades (cf. UR 11; EG 36-37). No elimina tampoco la exigencia de justicia.

 

El Papa Francisco, desde el comienzo de su pontificado, ha repetido:
"Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca".
 
[...] Nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón»
(Angelus del 17 de marzo de 2013).

martes, 7 de octubre de 2014

No esconder los propios pecados, sino rezar y hacer memoria, dijo el Papa

Homilía de la misa de la mañana en Santa Marta

Cuando rezamos no olvidamos nuestra historia. El Papa Francisco subrayó que el Señor está a nuestro lado en el camino de la vida.

El Papa se detuvo a considerar la primera Lectura del día en la que San Pablo hace memoria de su vida, sin esconder sus pecados.

Por tanto, hacer “memoria de esta realidad, pero en la vida concreta – evidenció el Santo Padre –, tal como lo hace Pablo”, que confiesa haber perseguido ferozmente a la Iglesia y no dice: “Yo soy bueno, soy hijo de éste, tengo cierta nobleza…”. No. Pablo dice: “¡Yo he sido un persecutor, yo he sido malo!”. “Pablo – reafirmó el Papa – hace memoria de su camino, y así comienza a hacer memoria desde el inicio”:

“Esta costumbre de hacer memoria de nuestra vida no es muy común entre nosotros. Nos olvidamos las cosas, vivimos en el momento y después olvidamos la historia. Y cada uno de nosotros tiene una historia: una historia de gracia, una historia de pecado, una historia de camino, tantas cosas… Y hace bien rezar con nuestra historia. Uno de ellos es Pablo, que relata una parte de su historia y que en general dice: ‘¡Él me ha elegido! ¡Él me llamado! ¡Él me ha salvado! Él ha sido mi compañero de camino…’”.





“Hacer memoria sobre la propia vida – prosiguió diciendo el Papa – es dar gloria a Dios. Hacer memoria sobre nuestros pecados, de los que el Señor nos ha salvado, es dar gloria a Dios”. Por esta razón – agregó – “Pablo dice que él se vanagloria sólo de dos cosas: de sus propios pecados y de la gracia de Dios Crucificado, de su gracia”. Él – dijo Francisco – “hacía memoria de sus pecados, y se vanagloriaba: ‘He sido pecador, pero Cristo Crucificado me ha salvado’ y se gloriaba en Cristo. Ésta era la memoria de Pablo. Ésta es la memoria que el mismo Jesús nos invita a hacer”.



Fuente : Radio Vaticana

lunes, 6 de octubre de 2014

La Iglesia nunca rechaza al pecador, siempre le acoge como Cristo acoge

 
Mensaje de Mons. Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona-Tudela con motivo del "Coloquio Familia y Vida" que se celebrará el próximo 14 y 15 de noviembre en Pamplona.

 
Que se acerquen a pedir perdón. El aborto provocado conscientemente es un pecado muy grave que lleva consigo la excomunión. Para levantar la excomunión (a la mujer y a los que han colaborado) se requiere que se acerquen al Sacramento de la Confesión y pidan sinceramente perdón a Dios. Mis manos han perdonado, en nombre del Señor, a tantas personas que se han acercado.

La Iglesia actúa en el nombre del Señor y Él es siempre misericordioso cuando se acerca el penitente con humildad de corazón, manifiesta su pecado, hace propósito de la enmienda y cumple la penitencia.

La Iglesia nunca rechaza al pecador, siempre le acoge como Cristo acoge. Basta que se arrepienta de corazón.







jueves, 2 de octubre de 2014

Oraciones en la oscuridad

El Papa confesó que en su experiencia pastoral muchas veces el mismo ha conocido "personas que están experimentando situaciones difíciles y dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solos y abandonados , que se lamentan y se hacen estas preguntas: ¿Por qué? y se rebelan contra Dios ". Y su respuesta es: "Continúen a orar así, porque esto es también una oración."

Al igual que la de Jesús, cuando dijo al Padre: "¿Por qué me has abandonado?".  Y es la de Job. Por qué "orar es convertirse en la verdad ante Dios. Se ora con la realidad. La verdadera oración sale del corazón, desde el momento que uno vive " desde la situación personal de cada uno. De hecho, es la "oración en tiempos de oscuridad, en los momentos de la vida donde no hay esperanza" y "no se puede ver el horizonte"; hasta el punto de que "muchas veces se pierde la memoria y no tenemos dónde anclar nuestra esperanza."

De ahí la relevancia de la palabra de Dios, porque aún hoy en día, muchas personas están en la situación de Job. Así que mucha gente buena, como Job, no comprende lo que le está pasando o lo que le pasó. Son muchos hermanos y hermanas los que no tienen o non encuentran motivos para la esperanza. El Papa piensa en ellos y también en los que sufren "las grandes tragedias", como las de los cristianos expulsados ​​de sus hogares y privados de todo y se preguntan "pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ". ¿Por qué "creer en Ti es una maldición?", un  carga difícil de llevar. Lo mismo se aplica a "los ancianos que dejaron de lado", a los enfermos, a las personas solas en los hospitales, a las personas solas con sus sufrimientos...

 Es, de hecho, "para toda esta gente, estos hermanos y hermanas nuestros, y también para nosotros cuando andamos en el camino de la oscuridad", que "la Iglesia ora." Y al hacerlo, "toma sobre sí todo ese dolor."
 
 
 Papa Francisco. Meditación de la mañana en la Capilla de Santa Marta de la lectura del día. Libro de Job 3,1-3.11-17.20-23.  Martes, 30 de septiembre 2014

Fuente : L'Osservatore Romano,01/10/2014

 

jueves, 8 de mayo de 2014

Mensaje del papa Francisco del 25 de Abril de 2014


El aborto “agrava el dolor de muchas mujeres que ahora llevan consigo profundas heridas físicas y espirituales después de sucumbir a las presiones de una cultura secular que devalúa el regalo de Dios de la sexualidad y el derecho a la vida del no nacido”
 
 


martes, 8 de abril de 2014

La misericordia de Dios acaricia las heridas de los pecados

La misericordia divina es una gran luz de amor y de ternura, es la caricia de Dios sobre las heridas de nuestros pecados.

Ésta es la enseñanza que el papa Francisco ha extraído de las lecturas del día, y que el Pontífice ha explicado en su homilía de la misa celebrada el pasado lunes, 7 de abril, en la capilla de la Casa Santa Marta.

El Evangelio de la adúltera perdonada ha dado lugar al Santo Padre para explicar lo que es la misericordia de Dios. El relato es bien conocido: los fariseos y los escribas traen a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio y le preguntan qué hacer, ya que la ley de Moisés preveía la lapidación, al ser considerado un pecado gravísimo.
Jesús se queda solo con la mujer, como un confesor, diciéndole: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? ¿Dónde están? Estamos solos, tú y yo. Tú ante Dios, sin las acusaciones, sin las habladurías. ¡Tú y Dios! ¿Nadie te ha condenado?". La mujer responde: "¡Nadie, Señor!", pero ella no dice: "¡Ha sido una falsa acusación! ¡Yo no he cometido adulterio!" y "reconoce su pecado". Y Jesús afirma: "¡Yo tampoco te condeno! Ve, ve y de ahora en adelante no peques más, para no pasar por un momento como este; para no pasar tanta vergüenza; para no ofender a Dios…".

"¡Jesús perdona! -ha afirmado Francisco-. Pero aquí se trata de algo más que del perdón":
"La misericordia --ha señalado el Santo Padre-- es algo difícil de entender".

Alguien podría preguntar: 'Pero, padre, ¿la misericordia no borra los pecados?' "No, lo que borra los pecados es el perdón de Dios!. La misericordia es la forma como Dios perdona. Porque Jesús podía decir: 'Yo te perdono. ¡Vete!', como le ha dicho a aquel paralítico que le habían bajado desde el techo: '¡Tus pecados te son perdonados!' Aquí dice: '¡Vete en paz!'. Jesús va más allá. Le aconseja de no volver a pecar. Aquí se ve la actitud misericordiosa de Jesús: defiende al pecador de sus enemigos...
La misericordia va más allá y transforma la vida de una persona de tal manera que el pecado sea dejado de lado.

"Nosotros miramos al cielo, tantas estrellas, tantas estrellas; pero cuando llega el sol, por la mañana, con tanta luz, las estrellas no se ven. Y así es la misericordia de Dios: una gran luz de amor, de ternura.
Dios no perdona con un decreto, sino con una caricia, acariciando nuestras heridas del pecado. Porque Él está involucrado en el perdón, está involucrado en nuestra salvación. Y así Jesús hace de confesor: no la humilla, no le dice 'Qué has hecho, dime ¿Y cuándo lo has hecho? ¿Y cómo lo has hecho? ¿Y con quién lo has hecho?' ¡No! 'Vamos, vamos y de ahora en adelante ¡no peques más!'.

Es grande la misericordia de Dios, es grande la misericordia de Jesús. ¡Nos perdona acariciándonos!

jueves, 27 de marzo de 2014

Testimonio de una mujer que abortó


Esperanza Puente se sometió a un aborto, de forma voluntaria, hace casi 20 años. Sola y con un hijo pequeño, vio el aborto como única salida a sus problemas. Hoy, Esperanza trabaja de forma incansable en la erradicación del aborto y dedica su tiempo a ayudar a mujeres que han pasado por lo mismo que ella. Ha contado su testimonio en congresos nacionales e internacionales, en colegios, institutos, universidades y foros médicos. Una de las integrantes del equipo de Cultura de la Vida de Arguments ha tenido oportunidad de hablar con ella.

 - ¿Cuáles fueron las causas que le llevaron a tomar una decisión como es someterse a un aborto?
 - La soledad, la falta de información y la falta de tiempo. Me ofrecieron el aborto en 24 horas y en una situación de miedo, no es tiempo para tomar una decisión de ese calibre.

 - Son muchos los que defienden el aborto y dicen que es sinónimo de libertad de decisión, ¿la suya fue una decisión plenamente libre?
 - No es una decisión libre porque está muy condicionada; siempre hay un condicionamiento por el que la mujer se ve abocada al aborto. Prevalece mucho la presión, no sólo social sino familiar, especialmente del entorno. Y no son muchos los que defienden el aborto, lo que ocurre es que son los que tienen dinero y los que hacen más ruido pero la mayoría de los seres humanos que habitamos en el planeta no apoyamos el aborto.

 - ¿Tuvo problemas psicológicos después de someterse a este aborto?
 - En mi caso tuve problemas desde que se me realizó el aborto. Tuve problemas psicológicos con depresión, con angustia, con ansiedad, mi estado de ánimo era una montaña rusa… Mi vida cambió en negativo. Hay muchas maneras de autolesionarse la mujer después de un aborto provocado, desde somatizar de enfermedades que no tienes hasta “me apetece un vaso de agua y no me lo bebo”. De un extremo a otro se pueden meter cualquier tipo de autolesiones; cada mujer es un mundo. Lo que sí es cierto es que después de un aborto hay muchas maneras de autolesionarse. Yo tardé un año en pedir ayuda.

 - Porque de estas consecuencias, que sin duda existen, no se informa a la mujer que va a someterse a un aborto, ¿no?
- No sólo no se informa sino que, a día de hoy, que hay tantos adelantos y no sólo estudios que demuestran que existe el síndrome post-aborto, aún hay profesionales de la psicología y la psiquiatría que aseguran que no pasa nada, que se olvida. La realidad es muy distinta. No es un hecho como el que va a sacarse una muela. Es un hecho traumático, violento, contrario a la mujer, a su esencia como ser humano. Tiene consecuencias sí o sí. Hay mujeres que tardan más, que entran en un proceso de negación que puede durar años y que aparentemente puedan vivir como si no hubiera pasado nada . Eso no les garantiza que en cualquier momento de su existencia puedan sufrir el trauma post-aborto. De hecho, yo me estoy encontrando mujeres que han abortado hace 15 ó 20 años y que han vivido como si no hubiera pasado nada, pero luego el nacimiento de un nieto, todo lo que tiene que ver con bebés, puede romper con ese silencio de conciencia y saltar con toda su virulencia.

 - Dice que tuvo consecuencias psicológicas durante muchos años a consecuencia de su aborto. ¿Ha superado ya la muerte de su hijo?

 -Sí y no. El síndrome post-aborto ya está superado, tuve que pedir ayuda psiquiátrica y mi diagnóstico fue crisis de ansiedad aguda en grado máximo. Y como las mujeres estamos condenadas al silencio y a la soledad después de un aborto, nos cuesta mucho hablar de ello e incluso contarlo a los profesionales que nos pueden ayudar. Yo tardé 8 meses en contarle al psiquiatra que había abortado y una vez que lo conté la terapia cambió. El síndrome post-aborto lo superé, que es la herida humana. La herida espiritual también porque a fin de cuentas es un hecho tan traumático, que afecta tanto a la mujer en lo más profundo de su existencia, al final la herida espiritual hay que curarla; tanto si tienes fe como si no la tienes. Quiero decir, las mujeres que no tienen fe también tienen herida espiritual porque no somos seres vivientes que pululan por la vida, somos algo más. En el caso de las mujeres que tienen fe es un poquito más fácil porque tienes la esperanza del perdón. En todo caso, Dios tuvo sus tiempos y también esa herida… El duelo por el dolor de esa pérdida es más complicado, superar el duelo por esa pérdida para nosotras, las mujeres que hemos sufrido un aborto, es un poquito más complicado porque no lo hemos visto, no lo hemos tocado, no lo hemos personalizado pero sí tenemos la certeza absoluta de que ha existido. Y el duelo a veces se atasca un poco más. No superarlo y que se atasque forma parte de la autolesión. Es decir, de alguna manera tengo que tener algo que me haga daño, que me duela… Yo estoy en fase de terminar de superar el duelo, de hecho durante muchos años de haber superado el síndrome post-aborto, el duelo lo tenía perfectamente atascado. Un profesional en un congreso me dijo: “Tú el duelo no lo has pasado”. Y lo le dije: “Pues va a ser que no”. “Pues hay que pasarlo porque eso es un dolor que está ahí interno, que duele y que hay que curarlo”. Yo en mi caso, gracias a Dios, lo estoy curando. Que he perdido un hijo o que tengo un hijo muerto, eso nunca se olvida

 - Hace unos años acudió a la ONU, donde expuso su caso. Este fue el primer testimonio de este tipo ante un organismo internacional, ¿cómo fue la experiencia? ¿Cree que su testimonio ha influido en la ONU en relación a las leyes que regulan el aborto?

 - Fue increíble, no tengo palabras para describirlo. Fui con un discurso preparado con mi testimonio. No estaba previsto que yo lo diera. Una senadora americana me dejó tiempo de su tiempo para que pudiera dar ese pequeño discurso. Yo no me desprecio, pero allí me sentía como una hormiga en medio de elefantes. Fue increíble. Fue una experiencia que me ayudó a decidir que yo voy a ir a donde quiera que me quieran escuchar para contar esa otra realidad del aborto que tanto se quiere quitar. No sólo los que defienden el aborto, los que defienden la vida hacen una labor estupenda en todo el mundo, pero hay que darle más cobertura a las mujeres que han sufrido un aborto. Hay que contarle al mundo lo que pasa después y somos muy pocas a nivel mundial por lo que le he dicho antes, por la dificultad para hablar de ello, por la vergüenza, por el dolor, por la culpa. Hay que ayudar a las mujeres y hombres a dar testimonio para que el mundo se entere de que el aborto es un hecho traumático y es un dolor que hiere profundamente al ser humano y que tiene consecuencias para todos. La primera víctima es el niño por nacer que se muere, pero detrás de él va la madre, el padre, los hermanos, los abuelos, el entorno laboral de la mujer… Al final, a la sociedad en general le acaba afectando que seres humanos mueran de esa manera.

- Es evidente que el aborto afecta a muchas personas y, sin embargo, en nuestro país, las cifras indican que el año pasado, alrededor de 120.000 mujeres se sometieron a un aborto. Es evidente que el número de abortos se ha multiplicado en España en los últimos años. ¿Cómo cree que puede ponerse fin a esto?

 - Las cifras son cifras oficiales que ya es una barbaridad. Las cifras extraoficiales superan con creces esa cifra. Lo que hay que hacer es hablar de lo que pasa, concienciar a la ciudadanía. Las leyes pueden cambiar o no y es verdad que las leyes son pedagógicas pero es verdad que la ciudadanía se ha acostumbrado. Se ha asociado “está en la ley, es bueno”. A lo largo de los años, sobre todo en los últimos 50 años, los que defienden el aborto son menos pero hacen mucho ruido y han hecho el mal muy bien hecho y han conseguido que las sociedades acepten el aborto como algo que no pasa nada. Hay que romper eso pero del tú a tú; con el de al lado, con los hijos, con la familia. Hay que hablar con la verdad que es muy distinta. La realidad en la que nos vemos involucrados las mujeres y hombres que participamos en un aborto no tiene nada que ver con lo que nos cuentan.

- En este sentido, ¿tiene constancia de alguna mujer que iba a abortar y no lo ha hecho después de escuchar su testimonio?
- Sí. Es muy duro contar el testimonio y es muy duro hablar con chicas y que luego pasen por un aborto. Pero es una satisfacción saber que hay mujeres que, gracias a tu testimonio, han decidido no abortar y están felices con sus hijos. Es una satisfacción para seguir luchando y seguir adelante en esta labor de intentar hacer las cosas, de hacer el bien.




miércoles, 26 de marzo de 2014

Celebración de la Jornada por la Vida y envío de los colaboradores del Proyecto Raquel


El pasado 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, en el que se celebra la Jornada por la Vida, la Diócesis de Jaén, a través de la Delegación Episcopal de Familia y Vida, y bajo la supervisión del Centro de Orientación Familiar (C.O.F.) ha puesto en marcha el Proyecto RAQUEL, iniciativa católica que nace y se desarrolla para responder al drama social que sufre la mujer tras un aborto provocado con secuelas que la acompañan en el llamado “síndrome post-aborto”.            
                Es su homilía nuestro Obispo recordó las palabras del Beato Juan Pablo II en Evangelium vitae: “Es urgente una gran oración por la vida, que abarque al mundo entero. Que desde cada comunidad cristiana, desde cada grupo o asociación, desde cada familia y desde el corazón de cada creyente, con iniciativas extraordinarias y con la oración habitual, se eleven una súplica apasionada a Dios, Creador y amante de la vida” (E.V. nº 100).
                Pero en nuestra sociedad la cultura de la vida se ve amenazada por la difusión de una verdadera "cultura de la muerte". En los últimos decenios, refiriéndose al aborto, nuestro Obispo señalaba que,  se ha dado un salto muy grande en España en este último mal, verdadera plaga social. Hemos pasado de considerar a el aborto como un delito penal, despenalizado sólo en casos presuntamente excepcionales, a reivindicarlo como un derecho de la mujer, con el evidente intento legislativo de dejarlo al libre albedrío de la embarazada, con una actitud, además, profundamente insolidaria: la de dejar a la mujer sola frente a sus circunstancias, abriéndole una puerta aparentemente fácil, pero verdadero sofisma y engaño, a la vista de unas consecuencias incalculables.
                El Proyecto Raquel es la respuesta de la Iglesia Católica al drama del aborto. Los objetivos de este Proyecto son, por tanto, acompañar a estar personas heridas que, con frecuencia, caminan solas con ese peso, para indicarles caminos de sanación consigo mismas, con el hijo o hija perdidos y con Dios, mediante el perdón y la reconciliación. Se intenta, desde la comprensión y misericordia, ayudar a estas personas a reconstruir sus vidas, mediante un equipo de personas coordinadas y preparadas puestas a su disposición.
Este servicio pastoral cuenta con un teléfono de atención personalizada 639 854 330 y una dirección de correo electrónico proyectoraqueljaen@gmail.com, para que, de forma totalmente confidencial, las personas que especialmente se han preparado para acompañar a las mujeres y hombres que han participado en un aborto provocado ofrezcan un sincero apoyo espiritual y psicológico para la recuperación humana completa en todos los órdenes de todas esas personas heridas.
                Con el Rito de Envío de los acogedores, consejeros, intercesores y sacerdotes que forman parte de este proyecto, se pone definitivamente en marcha el Proyecto Raquel en nuestra Diócesis, proyecto cuyo lema es "Un aborto destruye dos vidas. Queremos ayudarte a recuperar una: la tuya", y que toma su sombre de la cita de Jeremías.
"Se escucha un grito en Ramá, gemidos y un llanto amargo: Raquel, que llora a sus hijos, no quiere ser consolada, pues se ha quedado sin ellos.
Esto dice el Señor: Reprime la voz de tu llanto, seca las lágrimas de tus ojos, pues tendrán recompensa tus penas...
Tu futuro rebosa esperanza.
Jeremías 31, 15-17
Antes de finalizar la celebración y tras rezar todos juntos la "Oración por la Vida", Monseñor del Hoyo hizo público el nombramiento del M.I. Sr. D. Jesús Simón Peinado Mena como Director Espiritual del Proyecto Raquel en la Diócesis de Jaén.
 
 
 

miércoles, 19 de marzo de 2014

Papa Francisco:“¿Quién soy yo para juzgar?”


El Papa centró su homilía en casa Santa Marta en la misericordia. Francisco explicó que para ser misericordioso hacen falta dos conductas: La primera, avergonzarse de los propios pecados y la segunda, agrandar el corazón. 

 
"Si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud, ¡cuánta paz habría en el mundo, cuánta paz habría en nuestros corazones! Porque la misericordia nos conduce a la paz. Recordad siempre: '¿Quién soy yo para juzgar?'. Hay que avergonzarse y agrandar el corazón. Que el Señor nos dé esta gracia”.
 

El pasado lunes 17 de marzo el Papa en su homilía en la Residencia de Santa Marta, dónde habitualmente celebra la Eucaristía señaló que las personas con un corazón generoso no juzgan a los demás por sus pecados, sino que reconocen los suyos y piden perdón por ellos a Dios. 


"... hay tantas cosas pequeñas, tantos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: ‘Pero qué cosa, pero que corazón chiquito: ¡he hecho esto contra el Señor!’. ¡Eso es avergonzarse! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. Yo soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón’. Es sencillo, pero es tan difícil decir: ‘He pecado’”.

"¡Agrandar el corazón! ‘Pero yo soy un pecador’. ‘Mira qué cosa ha hecho éste, aquel…. ¡Yo he hecho tantas! ¿Quién soy yo para juzgarlo?’. Esta frase: ¿‘Quién soy yo para juzgar a éste? ¿Quién soy yo para hablar mal de éste? ¿Quién soy yo para...? ¿Quién soy yo, que ha hecho las mismas cosas o peores?’. ¡El corazón grande! Y el Señor lo dice: ‘¡No juzguen y no serán juzgados! ¡No condenen y no serán condenados! ¡Perdonen y serán perdonados! ¡Den y se les dará!’. ¡Esta generosidad del corazón! Y ¿qué cosa se les dará? Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Es la imagen de las personas que iban a recoger el grano con el delantal y estiraban el delantal para recibir más, más grano. Si tienes el corazón grande puedes recibir más”.
 
"El hombre y la mujer misericordiosos tienen un corazón grande, grande: perdonan siempre a los demás y sólo piensan en sus pecados. ‘¿Has visto qué cosa ha hecho éste?’. ‘¡Tengo suficiente con aquello que he hecho yo y no me inmiscuyo!’. Este es el camino de la misericordia que debemos pedir. Si todos nosotros, si todos los pueblos, las personas, las familias, los barrios, tuviésemos esta actitud, ¡cuánta paz habría en el mundo, cuanta paz en nuestros corazones! Porque la misericordia nos conduce a la paz. Recuerden siempre: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’. Hay que avergonzarse y agrandar el corazón. Que el Señor nos dé esta gracia”.

 

EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)

martes, 4 de marzo de 2014

Sanación Perdón Esperanza


 
El Proyecto Raquel comenzó hace años como un programa de acercamiento de la Iglesia Católica a las mujeres, hombres y familias que habían sido afectados por el aborto. La Iglesia es un lugar de sanación. Dice la verdad sobre el aborto a hombres y mujeres que consideran realizarlo. ‘¡No lo hagas! Está mal y te va a lastimar a ti y al bebé’, pero también dice toda la verdad: ‘Si has abortado, la misericordia de Dios es lo suficientemente grande para perdonarlo, también”. Jesús ofrece perdón y sanación. Ofrece esperanza y la promesa de la resurrección y la reunión con el hijo que espera a sus padres en el cielo.
 
 
 
 
Mi hija me perdona. Esto lo sé por una gracia especial. Esa es la culminación de mi proceso, porque estoy segura de que Cristo me perdonó hace mucho. La penitencia sacramental y permitirle a ella descansar en paz, mediante el Proyecto Raquel, son [caminos] invaluables hacia la curación.
 

Es normal llorar la pérdida de un embarazo, como también la pérdida de un hijo por un aborto. Puede crear un hueco en el corazón, un hueco tan profundo que a veces parece que nada puede llenar ese vacío. Pero no olvides que la Misericordia de Dios nos hace participes del ministerio de sanación de Cristo. Tal vez conozcas a alguien que crees que haya abortado. Nunca acuses ni enfrentes. Una palabra simple que toque su corazón y los saque del miedo y el aislamiento pueden comenzar el proceso de sanación.



 

lunes, 3 de marzo de 2014

jueves, 20 de febrero de 2014

Desde Chile os compartimos este video allí se llama "Proyecto Esperanza"

VIDEO:



Después de un aborto hay esperanza.



La labor del Proyecto Esperanza consiste en realizar un acompañamiento pastoral para personas que sufren el síndrome postaborto.

Esperanza es el nombre de un camino de reconciliación y de perdón al Encuentro del Amor y la Misericordia de Dios, basado en el Proyecto Raquel, creado en 1984 en Milwaukee, EEUU, y difundido en todas las Diócesis de ese país.
 
 

BLOG DEL PROYECTO RAQUEL EN JAÉN

Se ha creado el blog del Proyecto Raquel en Jaén.