lunes, 17 de abril de 2017


Jesús nos llama muchas veces por nuestro nombre, con su acento inconfundible.

Está muy cerca de cada uno.

Que las circunstancias -quizá las lágrimas, como a María Magdalena, por el dolor, el fracaso, la decepción, las penas, el desconsuelo - no nos impidan ver a Jesús que nos llama.



No hay comentarios:

Publicar un comentario